13 agosto 2008

CONVERSACIONES DE HOSPITAL

Por: Enrique Dávila (Ikitozz City)


El hospital regional de Iquitos es de los pocos lugares que llegan a deprimirme. Sus pasillos son largos y el viento silba, surcando las paredes de manera casi imperceptible pero tenebrosa. Sentir el miedo de las personas que llegan heridas, maltratadas o accidentadas, observar el sufrimiento de una madre al perder a su hijo en una cama de hospital, todo ello me recuerda cuán corta es la vida.

Ese dia estaba esperando mi turno para pasar consulta; trataba de distraerme con el telefono móvil, pero aún así estaba afligido. Entre esa incomodidad y los cigarrillos inacabables, no me di cuenta en qué momento aquella mujer que se sentó a mi lado, con el cabello recogido y profundas ojeras, me saludó amablemente. Luego comenzamos una charla que de alguna forma me dejo impresionado.

Ella: Yo ni loca me dejo atender por uno de esos que recien son doctores, aparte de que son inexpertos puede ser uno de esos facilistas.

Yo: Pero señora, estoy seguro que son buenos profesionales, recuerde que no cualquiera puede ser médico.

Ella: Joven hasta hace poco pensaba igual que usted, pero despues de lo que le pasó a mi hijo, ya no lo veo de esa forma.

Yo: ¿De qué habla señora? ¿A qué se refiere?

Ella: Verás, mi hijo ingresó a medicina hace dos años, él estaba muy entusiasmado, nosotros estabamos orgullosos. Pero al poco tiempo tuvo que abandonar la carrera, por las cosas que le pasaron. Todo comenzó cuando poco a poco se estaba acostumbrando a la presion de estudiar para no atrasarse en sus cursos, a veces se desvelaba toda la noche para dar un buen examen, realmente mi hijo se sacaba el ancho para aprobar. Pero un día estaba por dar un examen super difícil, él tenia confianza de que podria aprobar pero una pequeña parte de él tenia miedo. Entonces uno de otro nivel se acercó y le ofrecio todas las preguntas del examen si le pagaba unos 400 soles. Mi hijo quedó sorprendido no solo por el hecho de que le ofrezcan el examen, si no por el hecho de que lo haya conseguido.


Yo: Pero, señora, eso se da en muchas carreras, eso es un secreto a voces, en mi facultad no sé cuántas veces me han ofrecido algun examen, incluso los mismos docentes cobran, pero, valgan verdades, no por ese precio.

Ella: Es que ese no es el punto, existen algunos estudiantes que han hecho de eso una chamba lucrativa, venden los exámenes bastante caros, desde 400 hasta los 800 soles, a veces le ponen precio a las preguntas solamente, desde 40 a 100 soles. Todo depende del curso.

Yo: Sí, es trágico, pero asi pasa, como universitario estoy al tanto de esas cosas; pero su hijo no debio abandonar la carrera por ese motivo, tan solo se negaba y listo, e intentar aprobar por sus propios meritos.

Ella: Espera, que la cosa va mas allá. Sucedió que habian conseguido un examen y comenzaron a venderlo a 300 soles, pero cuando se lo ofrecieron a mi hijo, se negó. El día del examen el profesor habia cambiado todas las preguntas dejando a todos los que compraron la prueba sorprendidos.

Luegon se enteraron que el profesor habia recibido una llamada anónima que le avisaba sobre el robo del examen, por ese motivo el profesor cambió las preguntas. Todos aquellos afectados comenzaron a buscar quién pudo haber hecho esa llamada y mi hijo fue sospechoso. Entonces comenzaron a amenazarlo, llegaron a golpearlo en el baño, pero nada grave, solo un susto. A mi casa llamaban de madrugada y nos insultaban. Mi hijo no quiso soportar mas y por eso decidio retirarse.

Yo: Señora, no imaginé que llegaban a ese extremo, es lamentable lo que le pasó…

Ella: Extremos… eso no es un extremo. Joven, te voy a contar una historia, de ti depende de que la creas o no. Estaba este muchacho que se conseguia los examenes, llebaba buen tiempo haciendo eso y era bastante conocido. Cierta vez había un examen que era sumamente dificil, de inmediato buscaron a este muchacho para que les pasara las preguntas, a los pocos días lo tasó en 800 soles, muchos se negaron a pagar pero muchos más con el afan de aprobar sí pagaron. Cuando dieron la prueba encontraron que el examen era otro, no habían estudiado nada e inebitablemente desaprobaron. Todos fueron contra ese muchacho no porque se sentían estafados, si no porque jalar significaba atrasarse un año. A los pocos días ese muchacho recibio una llamada de su novia diciendole que estaba yendo a Santo Clara y que la recogiese después. Confiado fue sin miedos, pero allí lo esperaban varios compañeros suyos que lo agarraron a golpes.

La golpiza fue tal que se les escapo de las manos y aquel muchacho falleció. No sé, seguro consumidos por la colera no midieron bien sus acciones, pero cuando encontraron el cuerpo, así hubiera sobrevivido, tenía las piernas rotas y la columna maltratada de tal forma que era imposible que volviera a caminar.

Yo: Señora, eso seria demasiado…

Ella: Hijo mío, como te dije, depende de ti si creer en la historia o no. Mira, es mi turno de entrar, fue un placer hablar contigo…

Yo: Igualmente…

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