01 abril 2008

NO ME ARREPIENTO DE NADA

Señoras y señores, silencio.

He aquí El Gorrión, una de las más grandes intérpretes que ha dado la música francesa para el mundo, cantando una de las canciones más hermosas que se hayan escrito nunca.

Edith Piaf en el Olympia de París en 1961, con Non, je ne regrette rien, en la última aparición considerable que se recuerde de ella, antes de su muerte, ocurrida en 1963.



No, no me arrepiento de nada.La traducción al español (gracias a Poemas en Francés) es más o menos así:

No, nada de nada

No, no me arrepiento de nada
Ni el bien que me han hecho, ni el mal
Todo eso me da lo mismo
No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Está pagado, barrido, olvidado
Me da lo mismo el pasado

Con mis recuerdos
Yo prendí el fuego
Mis tristezas, mis placeres
Ya no tengo necesidad de ellos
Barridos mis amores
con sus trémolos
barridos para siempre
Vuelvo a partir de cero

No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Ni el bien que me han hecho, ni el mal
Todo eso me da lo mismo
No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Pues mi vida
mis alegrías
hoy
comienzan contigo...

(Como para pedir que ésta sea la canción final el día de tu muerte)

Anyway, ayer vi La vida en rosa y siento que es una película profundamente conmovedora. Hace tiempo no entraba a una sala de cine y escuchaba que la gente aplaudía al final de una proyección. Y creo que es muy justo, no tanto porque estemos ante un filme perfecto, ni porque sienta que hemos realizado un desabrimiento. Simplemente, hemos entrado un poco en la realidad y la vida de una mujer que hizo de su extraordinario talento para la interpretación su mayor arma para sobrevivir en un mundo que más de una vez fue hostil con ella. Es el retrato de un ser aquejado por el amor (porque también se puede estar enfermo de ello) pero aún así impagable en su contradictoria existencia. Caray, además es una gran forma de sacarse todos los prejuicios sobre el Gorrión y el atosigante comercio que se ha hecho de su música (empezando por La Vie en Rose, que ha sido reinterpretada hasta por Thalia.)

Esta película exuda emoción y pasión. Marion Cotillard está espectacular y bien merecido tiene su Óscar como mejor actriz principal. Son esos filmes con los que sales queriendo conocer más, intentando descubrir más del personaje y sus sentimientos, nos da el retrato perfecto de un ser que quiso amar a pesar de todo y en el camino encontró una desaforada, furiosa y vitalísima humanidad.

Además, La vida en rosa también sirve como bálsamo: hay que decirle a quien tengas que decirle lo que tengas que decirle, sin arrepentirte de nada. Simplemente sintiendo. Simplemente empezando de nuevo. Simplemente viviendo.

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