28 abril 2008

LA PLAÑIDERA (RAUL VASQUEZ)

Las maravillas de la tecnología hacen que algunas canciones básicas de la música amazónica puedan estar presentes en lo que a partir de ahora serán una constante en este blog.

Empezamos la recopilación con una de las canciones emblemáticas de Raúl Vásquez, el llamado "monstruo de la canción", quien alguna vez fue uno de los grandes animadores del recordadísimo Festival Internacional de la Canción Amazónica (FICA), además de creador de clásicos instantáneos en el colectivo popular como Natacha, canción símbolo de la primera versión de la telenovela del mismo nombre, o del conocido Alianza Lima, el del estribillo "se va , se va, se va el Alianza para campeón..."

Claro, Vásquez, dueño de una voz prodigiosa, fue intérprete de grandes canciones como el "Mi soledad", "La tierra", "Tierra de San Juan", "Cariño", el imprescindible "Vas a ser mi compañera" y el muy popular "Bienvenidos a Iquitos", una suerte de himno local contemporáneo.

De todo lo anteriormente descrito, hay una melodía que hace referencia a uno de los ritos muy arraigados en varios de los pueblos de la Amazonía en tiempos no muy lejanos, especialista en ir y llorar en los funerales de personas desconocidas. Aquí, Vásquez se luce en superlativo y define un estilo que, al fin de cuentas, le cantaba a las cosas simples y cotidianas de la vida en la selva. En eso radica su valor y su importancia.

Con ustedes, "La Plañidera":


2 comentarios:

Jorge García Ayala dijo...

Gracias Paco por sacarme de mi ignorancia. La Plañidera y Voy a guardar mi lamento son dos canciones que he escuchado y admirado desde que tengo memoria, aunque siempre ignorando el nombre de su autor, por la simple razón de que creaciones como estas son clásicos intermporales que de manera arbitaria uno asume como parte del patrimonio humano universal; pero no, tienen autor, y ¡es PERUANO!, y ¡está VIVO COJONES, ESTÁ VIVO!

Abner Junior Araujo Tuesta dijo...

Sólo para agregar que el sentido de las plañideras tiene una connotación más profunda, de tipo antropológico, para muchos grupos nativos el llanto lastimero garantizaba la tranquilidad del espiritu, de este modo las almas no andarían por ahí haciendo de las suyas, eso aún persiste en ciertos sectores urbano marginales. saludos.