16 abril 2008

FUERZAS ARMADAS: PRIVILEGIADOS USUALES


¿Puede a estas alturas de la historia seguir La Marina y los institutos castresnes seguir teniendo privilegios que no se condicen con el trato igualitario con los demás? El diario Pro & Contra nos trae una nueva denuncia sobre esta tradición de privilegios tan importante en Iquitos:


Luego de haberse desatado la polémica por el convenio entre el Municipio de Punchana y la Marina de Guerra donde se establece que los integrantes de dicha institución castrense no pagan por el servicio de recojo de basura, el Gerente de Asesoría Legal de la MDP, Gabriel Ribeiro Santillán, manifestó que el mencionado acuerdo se firmó en el año 2001 en el gobierno de Charles Zevallos. Según el documento, que ha sido ampliado a través de las diversas administraciones ediles, la MDP recibe apoyo logístico por parte de los militares. Sin embargo, el funcionario dijo no tener muy claro los beneficios que dicho convenio establece para la corporación edil.

Asimismo, indicó que el acuerdo era innecesario pues según la Ley peruana, todas las instituciones públicas están exentas de pagar por este tipo de asistencia. Añadió que está a la espera de un informe de la Marina donde se precise los detalles del convenio para emitir una opinión legal. Este privilegio también es aplicable en distritos como San Juan donde nuevamente uno de los beneficiados es la Marina de Guerra. Quienes también gozarían de esta ventaja es el personal del Ejército y la Fuerza Aérea.

El gran asunto, más allá de un convenio obsoleto, es la andanada de privilegios, prebendas, tratos preferenciales que las fuerzas armadas han acumulado en estos últimos tiempos, los cuales se niegan a perder. Y en ellos se crea una odiosa discriminación entre el resto de las personas, y los militares, que, como todos sabemos, han sido siempre poderosos (y en la selva, el término históricamente ha tenido una connotación más vertical aún). En Iquitos, por ejemplo, durante mucho tiempo las fuerzas armadas fueron dueñas de gran parte de los edificios públicos y de amplios terrenos, para sus propios fines e intereses (incluyendo el hermoso Hotel Palace, patrimonio arquitectónico de la ciudad, que fue expropiado para que ahí funcionara la Quinta Región Militar. La arbitrariedad y el mal trato no siempre ha estado exento de la relación civiles- militares en la selva.


Es por ello que, tras rápida encuesta, la gente tiene aún una cierta inquina con el abuso de autoridad de los militares. Los privilegiados usuales quieren mantener ellos, y ante eso,la predecible reacción indica que hay asuntos pendientes en este tema que deberían empezar a resolverse.

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