24 abril 2008

BIENVENIDOS, SEÑORES, A IQUITOS (PESE A TODO)

Por: José Álvarez Alonso



José Alvárez Alonso es probablmemente uno de los intelectuales más reconocidos y prestigiados que trabajan y escriben en Iquitos. Biólogo e investigador del IIAP, es además, un ánalista punzante e inteligente de la problemática amazónica, de la conservación y del ecosistema regional. Este artículo salió publicado originalmente en el diario iquiteño La Región y fue algo polémico,porque expresa algunas verdades que pueden ser bastante crudas, pero que no dejan de ser ciertas, según la estadística y los detos objetivos que se tienen a la mano. He aquí el artículo completo de Pepe Alvarez

BIENVENIDOS, SEÑORES, A IQUITOS (PESE A TODO)

Bienvenidos, amigos visitantes del Foro APEC, turistas extranjeros y visitantes todos, a esta tierra pródiga y hospitalaria, a la capital del Amazonas y de la biodiversidad mundial.

Bienvenidos, señores, a esta ciudad privilegiada, enclavada en medio de la selva tropical más extensa y más rica en especies de plantas y animales del planeta.

Bienvenidos, señores, a Iquitos, la Tierra del Dios del Amor, la tierra donde todavía hay vendedoras que te preguntan “¿qué vas a comprar, mi amor?”, o “¿qué buscas, amiguito?”, y niños y niñas que te dicen: “¿sí, joven?”, aunque pases de los 50.

Bienvenidos, señores, a esta tierra de gente cálida y acogedora, que todavía te sonríe en la calle aunque no te conozca, que todavía te pregunta si necesitas ayuda aunque seas un extraño, esta tierra donde el extranjero se siente desde el primer día entre amigos de toda la vida y como en su casa.

Bienvenidos, señores, a esta ciudad de gente alegre, donde la mayoría lleva “cara de viernes en la tarde” aunque sea lunes en la mañana, que sonríe aunque tenga mil problemas, no tenga trabajo y no haya comido ese día.

Bienvenidos, señores, a esta gran ciudad, donde todavía hay gente que se ayuda como en el campo, donde mucha gente pobre comparte su humilde casa y lo poco que tiene con el que es más pobre todavía, o con el que lo necesita, sin pedir nada a cambio…

Bienvenidos, señores, a esta ciudad con nombre de pueblo indígena, en la que todavía se puede ver a gente contestando su celular en una lengua indígena mientras come “suri con tacacho” tomando “masato casha casha”.



Pero también…

Bienvenidos, señores, a una de las ciudades más inhabitables y ruidosas del hemisferio, no por su industria, que no la tiene, sino porque las autoridades permiten que tres o cuatro mil desadaptados conductores de motocarros y motos circulen sin silenciador, y torturen, agredan, maltraten e impidan el sueño a medio millón de sufridos ciudadanos.

Bienvenidos, señores, a la ciudad en que miles de familias viven hacinadas en cuartuchos inmundos, en medio de su propia basura y sus desagües, en las peores condiciones de promiscuidad y salubridad, a pesar de estar en medio de la selva más deshabitada y prístina del planeta.

Bienvenidos, señores, a esta ciudad caótica, donde no se planifica el crecimiento desde hace dos generaciones, donde cualquiera puede invadir un terreno privado, con tal de que sea junto a otros muchos, y organizar su vida como le plazca sin que pase nada, y con la seguridad de que algún alcalde le dará tarde o temprano su título.

Bienvenidos, señores, a la ciudad más depredadora del mundo, cuyos aserraderos procesan 95% de la madera de procedencia ilegal, en cuyas calles y mercados se venden libremente toda clase de animales amenazados y protegidos por la ley, y en donde los turistas ya no ven los animales silvestres en la selva, sino cocinados en los restaurantes, sin que nadie diga nada.

Bienvenidos, señores, a la ciudad con los niños peor preparados del Perú, que son los peor preparados del continente, gracias en buena medida al ensordecedor ruido que soportan en sus salones o en sus casas debido al caos del tránsito.

Bienvenidos, señores, a la ciudad más fiestera y bullanguera del hemisferio y con los niños peor alimentados (más de la mitad van a la cama con hambre), donde muchos padres no tienen plata para dar de comer o para educar a sus niños, pero siempre tienen para la cerveza y la fiesta.

Bienvenidos, señores, a esta ciudad donde se permite que menores de edad entren a bares y a fiestas de adultos y se emborrachen, sin que nadie diga nada.

Bienvenidos, señores, a esta ciudad donde hay hoteles, algunos muy elegantes, que permiten e incluso alientan la prostitución, frecuentemente de menores de edad.

Bienvenidos, señores, a esta ciudad donde todos los desagües se van al río sin tratamiento, de donde luego se pescan los peces que son vendidos y consumidos en la ciudad, en un insano sistema de “reciclaje informal de nutrientes”.

Bienvenidos, señores, a esta ciudad en la que no se respetan las normas de tránsito, los vehículos se detienen encima de los pasos de peatones y cruzan con los semáforos en rojo, haciendo correr a la gente que osa cruzar por ellos, sin que nadie les diga nada.

Bienvenidos, señores, a una de las ciudades grandes menos violentas de Latinoamérica y con menor índice delincuencial, pero donde mueren entre 30 y 40 personas por accidentes de tránsito al año, y varios cientos sufren lesiones graves.

Bienvenidos, señores, a la ciudad que se encuentra entre tres ríos, uno de ellos el más caudaloso del planeta, pero en la que la mitad de la población no tiene agua potable y la otra mitad sólo unas horas al día.

Bienvenidos, señores, a la ciudad en la que muchas, muchas mujeres pasan de niñas a madres sin haber pasado por la adolescencia.

Bienvenidos, señores, a la ciudad en que es considerado honorable ser un borracho y tener hijos con varias mujeres.

Bienvenidos, señores, a la ciudad donde hay muchos conductores con 10, 20 ó 30 multas de tránsito sin pagar, y pueden seguir manejando y violando normas de tránsito impunemente.

Bienvenidos, señores, a esta ciudad donde conocidos narcotraficantes y ex funcionarios corruptos y ladrones entran a ocupar cargos públicos y son ensalzados como ciudadanos modelo.

Bienvenidos, señores, a esta ciudad donde no hay tachos de basura en las calles y todo el mundo bota la basura donde le place, incluyendo las orillas de los ríos y lagos, convertidos en un gigantesco y siempre reciente basural.

Bienvenidos, señores, a la única ciudad planetaria grande que bota su basura sin tratar en las cabeceras del curso de agua del que se abastece la ciudad.

Bienvenidos, señores, a la ciudad donde casi un tercio de las madres cría solas a sus hijos, y un porcentaje similar de hombres tienen hijos con más de una mujer.

Bienvenidos, señores, a la ciudad en cuya cárcel un tercio de los presos fueron detenidos por violación sexual.

Bienvenidos, señores, a Iquitos… a pesar de todo.

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