31 octubre 2007

JUAN BOA

Por: Juan Carlos Galeano

Un día, cuando un hombre y su hermana viajaban en una canoa, de repente se los tragó un remolino. Los familiares los buscaron en vano. Después el hombre se presentó a su madre en un sueño y le dijo: “Madre, no me busquen más. Yo me he convertido en una boa y vivo en el Amazonas. Me la paso de viaje desde el alto Ucayali hasta Santarém, subiendo y bajando”.

La familia y los amigos tuvieron que acostumbrarse a su ausencia, y como iba por todas partes transformado en una boa, un día que pasaba por Manaus entró en un lugar muy oscuro que creyó ser el río Negro. Pero era la boca de un pirarucú grandísimo, uno de los peces más raros del Amazonas. Después, río arriba el hombre se encontró con una sanguijuela que no lo dejaba subir, pues cada vez que él trataba de avanzar, ésta se le pegaba al cuerpo. Entonces intentó matar la sanguijuela pero le fue imposible porque era gigante.



Otra vez él volvió a hablarle a la madre en los sueños: “Estoy contento de estar vivo, pero ya me voy cansando de esta vida. Ayúdenme a salir de este río por favor”. Entonces ella y los hermanos quisieron traerlo y contrataron a un brujo especializado en sacar a la gente que los delfines y yacurunas se llevan para las ciudades bajo el agua. El brujo quiso atraerlo con sus cantos que llaman icaros y fue inútil, el hombre convertido en boa seguía viajando por el río. Un día fue atacado por otra boa que resultó ser su hermana. Estaba convertida en un animal inmenso y viajaba acompañada por otra boa macho que la había convencido de matar a su hermano para volverse mandamases del Amazonas. Él tuvo que defenderse y matarlos.

Continuó viajando de un lado para otro, sin saber qué hacer o para dónde ir. Entonces, quiso pararse a reposar en un sitio que la pareció una playa. La arena comenzó a moverse y se dio cuenta que era una raya inmensa que se había detenido a echar una siesta. Más adelante entró en una isla llena de árboles doblados por el peso de los frutos y las aves. Sin embargo, la isla resultó ser una charapa grandísima que había decidido irse el mismo día que él llegó.

Siguió río arriba, pero estaba tan hambriento y cansado que decidió arrimarse a una guarnición de soldados que estaban para vigilar el río. Allí pensó: “Voy a salir por ahí a ver si puedo encontrar a alguien que me ayude”. Se acercó a uno de los soldados que le apuntaba con un fusil ametralladora y le dijo: “Por favor, no me mate que soy un racional. Lo que pasa es que me volvieron una boa cuando me caí en el río. Trabajo cortando madera en el Atacuari donde vivo con mi madre y mis hermanos”. Le explicó que solo podía volver a ser hombre si alguien por la noche le pegaba un tiro en la estrella que tenía en la frente mientras nadaba y le rogó al soldado:”Dispáreme en toda la mitad, donde tengo la estrella. Pero por favor, no vaya a errar porque me puede matar”. El soldado le dijo que no se preocupara.

Esperaron a la noche y él se zambulló para coger impulso. Cuando nadó con fuerza hacia donde estaba el soldado, meneaba tanta agua que parecía el río. El soldado, sabiendo que era la boca, no se quitó de su puesto. Sin embargo, al dispararle falló y le pegó en un ojo. La boa hizo tanto barullo en el agua que la piel comenzó a desprendérsele del cuerpo y se fue nadando. Él recobró su forma humana y aunque tuerto quedó agradecido con el soldado.


El presente relato es un extracto de Cuentos Amazónicos, de Juan Carlos Galeano, nacido en la región amazónica de Colombia en 1958. Galeano es poeta, traductor y ensayista. Es autor de Baraja Inicial (poesía, 1986), Polen y escopetas (ensayo, 1997), Amazonia, (poesía, 2003), Desarmando el silencio (traducción de la poesía de Charles Simic. 2006). Su poesía ha sido antologada en Poesía Colombiana (Cuatro siglos de poesía colombiana) CD-ROM. Bogotá: Casa de Poesía Silva, 2000; Literary Amazonia (USA, 2004), y ha aparecido en revistas internacionales, entre ellas Casa de las Américas (Cuba), Poesía (Venezuela) Atlantic Monthly, Partisan Review, Ploughshares, (USA) y diarios como El Mercurio (Chile), El Tiempo, El Espectador (Colombia). Su investigación sobre las cosmogonías amazónicas aparece en The Encyclopedia of Religion and Nature (England, 2005), su película documental The Trees Have a Mother (2007), y en la presente colección de Cuentos amazónicos. También ha publicado libros de traducciones y poemas de poetas norteamericanos como Sharon Olds, Mark Strand y Rita Dove en revistas hispanas. Enseña poesía y cultura latinoamericana en la Universidad del Estado de la Florida. La presente edición, a cargo de Tierra Nueva Editores de Iquitos, se presentará en Lima el día sábado 8 de diciembre a las 5.30 p.m en la XXVIII Feria del Libro Ricardo Palma.

Ilustración: Jaime Choclote, artista plástico loretano

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