06 marzo 2007

EL DERECHAZO DE VARGAS LLOSA: EL OJO MORADO DE GARCÍA MÁRQUEZ

El fotógrafo colombiano Rodrigo Moya difundió en el diario mexicano La Jornada por primera vez una fotografía tomada hace 30 años al escritor colombiano Gabriel García Márquez con los efectos de la presunta agresión que sufrió por parte del peruano Mario Vargas Llosa y que puso fin a la amistad entre ambos.
Moya, quien cuenta la historia de aquel incidente en un artículo titulado "La terrífica historia de un ojo morado", sacó la foto el 14 de febrero de 1976, dos días después del famoso puñetazo inflingido por Vargas Llosa, que se ha convertido con el paso del tiempo en motivo de variados comentarios y rumoroes sobre las causas del mismo.
Según cuenta Moya, recordó que al verlo preguntó al escritor qué había pasado y éste "atribuyó la agresión a las diferencias (con Vargas Llosa) que ya eran insalvables en la medida que el autor peruano "se sumaba a ritmo acelerado al pensamiento de derecha",

Según la mujer de García Márquez, Mercedes: "En una exhibición privada de cine, García Márquez se encontró poco antes del inicio del filme con el escritor peruano. Se dirigió a él con los brazos abiertos para el abrazo. ¡Mario...! Fue lo único que alcanzó a decir al saludarlo porque Vargas Llosa lo recibió con un golpe seco que lo tiró sobre la alfombra con el rostro bañado en sangre".
"Es que Mario es un celoso estúpido, repitió Mercedes varias veces, cuando la sesión fotográfica había devenido en charla o chisme", dice Moya.
Según el cable de la agencia EFE, el fotógrafo dedujo de los comentarios que se hicieron aquel día que "mientras ambas parejas vivían en París los García Márquez habían tratado de mediar los disturbios conyugales entre Vargas Llosa y su esposa Patricia, acogiendo sus confidencias" "Como suele suceder, los consejos o comentarios de la pareja colombiana rebotaron hacia Vargas Llosa cuando éste volvió al redil y se reconcilió con su esposa", indicó Moya. "Y lo que sea que se hubiese dicho o sucedido, el caso es que el peruano se sentía gravemente ofendido, y su furia la resolvió de aquella manera expedita y salvaje", indicó, Moya, confirmando indirectamente las versiones que ciruclaron por tanto tiempo sobre aquel legendario derechazo.

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