22 enero 2007

CHULLACHAQUI, PRONTO EN LIMA


Dentro de breves semanas, gracias al auspicio del Centro Cultural de España y su director Ricardo Ramón, se realizará la proyección del corto cinematográfico “Chullachaqui”, producido, dirigido y distribuido por jóvenes loretanos, en lo que se considera el primer gran esfuerzo loretano por crear una industria cinematográfica de ficción en nuestra amazonía.

Esta historia, que adapta la vieja historia del ser mitológico capaz de mimetizarse en cuanto elemento o persona desee y le dota de una concepción moderna del siglo XXI, fue producida por Audiovisual Films, compañía subsidiaria de la agencia de publicidad Audiovisual, y fue dirigida por el joven cineasta Dorian Fernández-Moris .

Para los treinta minutos de duración de “Chullachaqui”, filmadas en diversos lugares como el puerto de Bellavista, el fundo España, exteriores del Club de Caza y Pesca y el río Nanay, entre otros, en la realización participaron más de sesenta personas, todas loretanas, incluyendo actores, producción y soporte logístico. La inversión aproximada en la realización del corto - que tuvo un proceso de cerca de seis meses de trabajo de pre producción, filmación y post-producción - fue mayor de cincuenta mil soles (pero casi todos en cuanto a auspicio con maquinarias y equipos y muy poco en dinero metalico), y en la cual se contó con el uso de los más importantes adelantos tecnológicos en cinematografía.

El proceso de trabajo duró cerca de ocho meses en general, y fue presentado en estreno el 4 de enero – en medio de los festejos por el aniversario de la ciudad - en los Multicines de acá de Iquitos, en un hecho inédito en la cartelera nacional, con lleno total. El estreno finalmente fue muy auspicioso. Para combatir la piratería, se empezó a proyectar una nueva versión más extensa, que incluye un detrás de cámaras y un par de sorpresas, además de un final alternativo y un videoclip con una de las canciones de la banda sonora, titulada Mundo Raro del grupo local Tran-C. Además, participan en la banda sonora el grupo Explosión, Rafo Ráez (con la canción símbolo del corto) y piezas musicales de Tito La Rosa.

El día jueves 4 de estreno se agotaron todas las entradas de las seis funciones desde muy temprano. Desde aquél día casi todas las funciones han sido proyectadas a sala repleta, incluyendo las del martes 9 que fue una locura en taquilla. Nos indican que desde el Codigo Da Vinci no había tanta expectativa por un filme, que con todos sus aderezos y agregados dura casi 50 minutos. Una nota de Javier Medina publicada en el poderoso diario El Comercio ya ha dado la alerta en Lima. Hay mucha expectativa y en Iquitos ha sido un fenómeno de asistencia que ya ha rebasado todas las expectativas acá, tanto que los administradores del cine local se han visto en la necesidad de colocar una segunda y tercera semanas de proyección.

21 enero 2007

EL ILUSIONISTA (LA NUEVA FAENA DE ALAN GARCIA)

Alan García se regodea en el 59% de aprobación que su gestión ha captado, luego de seis meses de gobierno. Y lo disfruta con una ruma de papeles viejos dispuestos a ser quemados en su pira de la euforia, mientras el vasto desierto de hombres con quienes lidia (que son, paradójicamente, quienes soportan los pesados cimientos de su segundo mandato) lo aplaude a rabiar, haciendo mover la maquinita de fanfarrias, llevando y trayendo los buses de todos los conos sociales y mentales, echando a andar – en repetidas nupcias – la gran cartera clientelista y demagógica en la que es – con dinero o sin dinero – siempre rey.

García ha decidido practicar un arriesgadísimo pase ilusionista para entretener a las galerías ávidas de golpes de efecto y televisión hipnotizante. Sin la alquimia de los científicos, sin magia de los hacedores de emociones, confiado en sus años de Mandrake político y fauno que cree saber lo que al pueblo le gusta, se la ha emprendido contra la Corte Interamericana de Derechos Humanos, contra el sistema de protección de derechos fundamentales y ha jugado un deplorable papel para, en dos planos espacio-tiempo históricos, por un lado, desconocer las sentencias de la CIDH que condenan a criminales y, por otro lado, jugar con una campaña de impulso de la muerte que, como todos ya han conocido, pretende asesinar, ante el regodeo del respetable que desde la antigua Roma siempre ha pedido pan y circo al emperador.

Pero el nuevo defensor de los banqueros, el neo derechista que se ubica al extremo de Lourdes Flores, el duro de matar que vive bien y con concha de los logros macroeconómicos que le dejó Toledo (a quien, por otro lado, quiere encarcelar por lo que sea), ese adiposo mandatario que necesita el litio de los aplausos - en el arenal o en el patio de Palacio de Gobierno -, nos quiere encajar un truco viejo, el de la pena de muerte, que por años ha sido imposible de aplicar en nuestro país por razones filosóficas, jurídicas, y sociales, además porque hay leyes lo suficientemente duras en el sistema penal que no le importan porque no son populares, y preparar, en medio de su fingida indignación, la defensa del ex dictador japonés asesino de terroristas desarmados y bárbaro entre bárbaros, el mismo que tiene deudas pendientes con la justicia tal como los que gobernaron 1985-1990 conocen y temen.

El ilusionista de las palabras es bueno para desmoronar sentencias de la CIDH cuando no le convienen o cuando tocan a su nuevo aliado y antiguo perseguidor (ante el beneplácito de Keiko, la Moyano y Giampietri), pero no recuerda cuando las empuñaba, como arma de impecable factura jurídica para su propio beneficio, como cuando condenaron al Estado por su persecución en la dictadura fujimorista o cuando le restituyeron sus derechos políticos, que tuvo que cumplir el gobierno de Valentín Paniagua y por el cual pudo volver a postular a la presidencia el año 2001. Y no recuerdan los nuevos dorissánchez del poder (Cabanillas, Pastor, Mulder) cómo se colgaban del saco de la Corte Interamericana para valorar sentencias que, en el fondo y en la forma, son parecidas a las que ahora se han dictado en el caso de la matanza de Castro Castro, en casos como la Cantuta o la re-reelección ilegítima del 2000. La escopeta de dos cañones siempre ha sido un arma mágica en manos del APRA.

Y mientras García chilla contra la sentencia que le quiere dar dinero a un campesino andino a quien agentes del Estado torturaron, mataron, despedazaron y enterraron en fosa común; mientras protege a Fujimori como se protegerán su vicepresidente y él cuando salga lo de la matanza del Frontón, mientras desde sus diarios favoritos de la derecha caníbal se calumnie a una expresión artísticas como el monumento “El Ojo que Llora” (los bárbaros siempre han sido ciegos para la cultura), su faz ilusionista sigue pasando piola en temas que también prometió en campaña mucho más importantes como la eliminación de las services y la renta básica de telefonía, la estabilidad laboral, el impuesto a las sobreganancias, la eliminación del IGV los pasajes aéreos, la entrada de los mejores universitarios a la administración pública (justo ahora que los compañeros empiezan a copar todos los puestos), etc. El ilusionista está logrando, en complicidad con quienes siempre han manejado este país, la alquimia de volver al poder a quien se fue hace 16 años, en medio del peor desastre económico experimentado por nuestra nación. Ni David Copperfield logró tanto en tan poco tiempo.

17 enero 2007

CHULLACHAQUI EN LA CIUDAD (II)

Miércoles 03 de enero; 08.52 p.m. Trescientas personas repletan la sala principal de Multicines Iquitos. Autoridades, periodistas, amigos, críticos, criticones camuflados y seres buena onda dispuestos a pasar un buen rato en el avant premiere de Chullachaqui, que el estrenado alcalde Salomón Abensur y su equipo de trabajo (entre ellos el siempre leal y competente Hertz Hemeryth) ha decidido incluir dentro las actividades por el 143º aniversario de este puerto llamado canción (sic). El corto cinematográfico se encuentra listo en la consola de proyección, allí arriba, donde Aldo, Crow y Edward se baten en duelo contra los cambios de temperatura que ocurren en su interior.

Dorian Fernández y el equipo de producción nos encontramos medianamente sorprendidos de la convocatoria y del lleno que luce el lobby del cine. Sabíamos que la expectativa podía desbordarse, aún cuando no habíamos calculado a ciencia cierta su magnitud. La difusión en prensa sobre el trabajo Audiovisual Films había sido importante (donde tienen un lugar preponderante Pro & Contra, María Pérez de La Región, Percy Vílchez de Katenere, Dino Soria y el equipo de La Verdad, ABC Amazónico, Lima 2 Night, la gente de Contrapunteo, Raúl Celis, Luis Chanamé, James Beuzeville, Edgar Jhonston, Gladys Vásquez, Segundo Vela entre muchos otros), además de la publicidad estática que se había colocado en algunos puntos estratégicos (nunca la cara llorosa de Frescia Ortega me dio más temor que en aquella gigantografía colocada al frente de la Plaza Bolognesi). Sin embargo, tener expectativas al día siguiente sobre la convocatoria contabilizada en boletos vendidos era un asunto muy diferente.


En realidad, el corto había sido trabajado con el mayor profesionalismo posible, además de usar los más avanzados adelantos cinematográficos que se pueden encontrar fuera de Lima (gente como los productores Michelle Alexander o Roberto Barba -editor del programa La Ventana Indiscreta- hablaron positivamente del filme y sugirieron algunos detalles que fueron tomados en cuenta). La misión principal era generar una dinámica que ponga atención en la naciente corriente cinematográfica amazónica, y sin ninguna duda, el trabajo había sido pensado en lograr que las cosas improbables se convirtieran en posibles. Autocríticos al extremo, con mucho respeto por las opiniones ajenas y con mucha humildad, el equipo de producción había captado que la ciudad se merecía también un momento de legítima distracción a través de la expurgación de la esencia de alguno de sus mitos orales más arraigados.

Era la primera vez que el formato digital había captado en su exacta dimensión el rostro oscuro y sombrío de la selva loretana. Y además, era la primera vez que se usó todo el arsenal y visión sobre esta ciudad sorprendentemente bella cuando le llega la noche. Eso lo experimentamos más de una vez, pero sobre todo una sensación de vértigo cuando el equipo de producción en pleno pudimos llevar un estrado, generadores eléctricos (del mismo modo como fueron llevados al Fundo España en el Momón), material audiovisual, humo, fuego y diez mil litros de agua al último piso del desvencijado y vetusto edificio propiedad de EsSalud, en la Plaza de Armas –sin ascensores ni poleas– para grabar el videoclip de Mundo Raro. Estoy seguro que uno de los momentos personales más emocionantes de todo este proceso fue aquel en que junto a Marko Heysen y TRAN-C, teniendo a nuestra disposición las luces titilantes de Iquitos durmiendo, su anatomía imperfecta en el más perfecto reposo, pudimos coronar desde las antenas, desde lo más alto a lo que un iquiteño puede aspirar sin tener que volar por estos lares, el rodaje de la primera estrofa de la canción-insignia del cortometraje.

Cuando uno baja al llano y abandona el discurso incendiario o la flamígera impotencia de criticar desde las galerías, su perspectiva cambia radicalmente. Porque el trabajo es inédito en cuanto a producción de ficción realizada íntegramente en Iquitos, en cuanto a trabajo de logística para mover equipos y canibalizar todos los elementos posibles de lo que había al alcance del productor. Además, el conciente y dedicado proceso de edición. En términos reales, quizás Chullachaqui no haya costado más de 20 mil dólares, incluyendo auspicios y préstamos de amigos y colaboradores, pero lo encantador del proyecto es cómo con poco dinero y escaso apoyo institucional se obtuvo un resultado decoroso y competitivo.

Evidentemente, la gran pérdida de toda esta marejada fue el extravío del buen Astro, mascota oficial de Audiovisual. En medio de la locura del avant premiere, nadie sabe cómo pudo desaparecer del local. Aunque se tejieron diversas hipótesis, una de las que medio en serio, medio en broma se manejó como probable es que esto se debe a una venganza de la criatura paticoja por haber sido expuesto en pantalla grande. El chullachaqui se lo llevó es la frase más socorrida cuando se recuerda al gran perro guardián que esperamos vuelva pronto a casa.

El estreno finalmente fue muy auspicioso, con gente interesada y proyectos futuros que se acaban de iniciar. Para combatir la piratería, se empezó a proyectar una nueva versión más extensa, que incluye un detrás de cámaras y un par de sorpresas. El día jueves 4 de estreno se agotaron todas las entradas de las seis funciones desde muy temprano. Desde aquél día casi todas las funciones han sido proyectadas a sala repleta, incluyendo las del martes 9, que fue una locura en taquilla. Nos indican que desde el Codigo Da Vinci no había tanta expectativa por un filme. Una generosa nota de Javier Medina publicada en el poderoso diario El Comercio ya dio la alerta en la capital y en unas cuantas semanas se espera tener un gran estreno en una importante sala fílmica. En febrero se inicia la distribución a diversos festivales nacionales e internacionales. Hay también la necesidad de fundar una escuela de actores y un consorcio de producción editorial audiovisual a fin de iniciar un trabajo que compita con las grandes superproducciones.

La tarea, obviamente, recién comienza. Hay mucho que hacer por el cine loretano. Lo más importante que nos deja el Chullachaqui es el habernos dado cuenta de ello y haber iniciado el camino. Todos, sin excepción, estamos invitados a seguir la senda y superarla. Por mi parte, compañero de ruta eventual, antes de volver a mi escritorio y mis libros, debo confesar que me sentí muy orgulloso de haber contribuido con mi pequeño grano de arena en el desenlace de esta aventura llena de magia y legado amazónico. La mayor de las gratitudes a quienes estuvieron al lado, enfrente y siempre.

- Vea detalles de estreno de Chullachaqui en Lima aquí

- Vea la primera parte de esta Crónica aquí


CHULLACHAQUI EN LA CIUDAD (I)

Jueves 4 de enero; 11.30 a.m. A las primeras 100 entradas vendidas para el estreno de Chullachaqui la noche anterior, se le suma una cola de entusiastas esperando que se abra la boletería del Multicines para adquirir una de las preciadas entradas de este día. En este momento, en que se proyecta una función gratuita para los viejitos y trabajadores del asilo de ancianos, la expectativa ha desbordado todos los pronósticos que se habían manejado en Audiovisual Films.

Pero la tensión es mucho más fuerte que las ilusiones. A escasas cuatro horas del primer estreno, el dato incierto y lúgubre recorre la epidermis de Dorian Fernández, Chichi Fernández y yo: una aparente copia pirata, de baja calidad y con cortes abruptos de edición, se estaría distribuyendo clandestinamente en algunos mercados negros de la ciudad. Lo que habíamos pensado podía pasar en algún momento, más como una divertida anécdota, tomaba forma y existencia. Lo que en todo caso no previmos era que los del ojo tuerto y la pata de palo pudieran laborar con tanta premura y efectividad.

En realidad, los protocolos de seguridad se habían activado desde las 06 de la mañana del 2 de enero, cuando un extraño virus inoculado en todas las computadoras de la productora inició su demencial misión de aniquilar diálogos, distorsionar cuadros de imágenes, cambiar arbitrariamente el orden de las escenas. Confieso que en aquel momento, el equipo de edición (que incluía al director y el productor asociado – Dorian y Chichi –; el editor asistente – este escriba –; el editor senior - Gino Guevara – y el encargado de efectos especiales – Kenny Reátegui) entró en una suerte de trance producto del temor de ser objeto de una amenaza no contemplada. Las copias de apoyo, así como el demo principal se encontraban a salvo, pero se habían realizado varios insertos que se perdieron en el torbellino caníbal de nuestro alien cibernético.

Lo que siguió a ese momento fue la frenética búsqueda de un lugar para trabajar con tranquilidad. Desde la Navidad, la productora había sido puesta de cabeza y se había improvisado una suerte de isla de edición paralela. Iba a ser muy común no dormir más de dos o tres horas diarias (en efecto, por ejemplo la noche de Año Nuevo 2007 nos encontramos celebrando con una copa de champaña en la mano dentro y nuestro cuaderno de apuntes en la otra, pues la edición debía seguir). Era muy difícil confiar en las PC infectadas. El técnico que se encargó de revisar todas las máquinas diagnosticó una invasión en toda aquella anatomía de chips y bytes. Eran las nueve de la noche de aquél día. 24 horas más tarde, se iba a realizar el gran avant premiere, ante autoridades y personalidades, con ocasión del aniversario de la ciudad. La paranoia empezó a rondar nuestras cabezas. Ante ello, eran necesarios, más que nunca, temple y capacidad para trabajar sobre presión.

¿En qué momento el Chullachaqui se convirtió en un torbellino que cambió los hábitos y costumbres de quienes participamos en él? Aún no lo sé a ciencia cierta, pero creo que con el paso del tiempo, la criatura tomó cuerpo y, de algún modo, vida propias. Era como entrar en la casa de los gritos, y entregarse un momento final a los afanes propios de una súper producción con los recursos económicos de una mala serie clase B. Puro corazón y puras ganas de hacer las cosas bien, de ir aprendiendo en el camino, de ir logrando cositas, poco a poco, de hacer concesiones para lograr más cosas, de aquietarse para poder pensar con mayor frialdad el panorama que se iba presentando. Chullachaqui iba tomando forma, tanto como posibles fechas de estreno (22 de setiembre, 31 de octubre y 22 de diciembre, respectivamente).

No fue fácil seguir, pues muchas veces, luego de cerrados los plazos de grabación, luego de haber logrado que los amigos nos prestarán medios de transporte o algunos otros detalles propios de su concepción solidaria (pienso en gente como Lucho Lozano, Mariana Rotondo, Silvia Arbildo y otros), en medio de las instalaciones del Momón o en la huerta espectacularmente claustrofóbica de la familia de nuestro administrador Jorge Macedo, uno se preguntaba constantemente hasta dónde llegaría todo esto, si valía la pena estar sin un centavo en el bolsillo, si perdíamos – una vez más – dinero por embarcarnos en proyectos alucinantes pero suicidas para la mesa familiar. Cada asunto fue cayendo por su propio peso. Si no duele, no vale. Y en todo caso, mi natural escepticismo fue cediendo ante el indomable optimismo de Dorian Fernández - el director – y ante las ganas de todo Audiovisual (espero que la luz llegue como premio a tanto esfuerzo casi sobre humano, muchachos; es justo y necesario). Todas esas dudas fueron cediendo ante las ganas de soñar en hacer algo más por el cine amazónico.

Nada de ello, obviamente, pasaba por nuestra mente a la medianoche del 03 de enero, la fecha programada para el gran estreno. La adrenalina fluía instantáneamente tratando de corregir todos los posibles detalles que el virus había maltratado. En procura de un resultado decoroso, se sumaron como espectadores free lance y asesores Douglas Flores, Gregoire Ross, Giancarlo Scavino y Papo Torres. En la madrugada, todos estaban listos, expectantes ante cualquier detalle, entre ellos los actores (Frescia, Miguel, Marcos, Ángela, Fernando, Gaby y el chato Christian Calampa) ante cualquier posible detalle que pudiera ser corregido, y los amigos de producción (Jeff, Darwin, Aldo, Raquel, Lupe, Marimar, Diego, el gordo Kike), los cuales iban a ser complementados por el staff de trabajo (Luisa, los hermanos Herrera, Mayro, Gaby, Nataly, James, etc.).

Caía la mañana del 03, fría y extraña. El insomnio era moneda corriente. Había que luchar contra las PC, contra la amenaza de los piratas y contra la fiebre, que había atacado como plaga a los editores. Los nervios, en todo caso, eran moderados. Las gigantografías de publicidad estaban colocadas en los puntos estratégicos de la ciudad. La portada de Katenere, generosa con el cortometraje al igual que Pro & Contra, era motivo inspirador. Había que afrontar los problemas y ganarle la partida a la adversidad. Iquitos estaba esperando con ansias al Chullachaqui. Nosotros debíamos afrontarlo en el torbellino de la historia (Continuará...)
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