24 enero 2006

"Estanque de Ranas" inaugura nueva colección literaria amazónica Karatxama

Novela de Miguel Donayre estrena colección de Tierra Nueva

“Escribimos porque la realidad es defectuosa, aburrida, chata”

Entrevista: Jaime Vásquez Valcárcel

Miguel Donayre Pinedo (Iquitos, 1962) actualmente está realizando la tesis de investigación del Doctorado en Derecho Fundamentales en España y radica en Madrid. Todas las semanas aparece su columna, “Notas de Navegación” en el diario Pro & Contra. Es además, autor de "Napoleón en la Floresta" y "El Ocaso de los Delfines". En febrero próximo, Tierra Nueva Editores estrenará una colección denominada “Karatxama”, con una novela suya denominada "Estanque de ranas", donde con original estilo cuenta la historia de la sinuosa vida del personaje que trata de remover la memoria de la ciudad debiendo en contrapunto luchar contra la indiferencia, con los fútiles líos burocráticos, contra las trampas de propios y extraños. En sus páginas fluye un compromiso social con los excluidos que somos todos. Pro & Contra le envío un cuestionario y éstas fueron sus respuestas. El periodista loretano Jaime Vásquez Valcárcel, director del diario Pro&Contra (
www.proycontra.com.pe) de Iquitos y presidente de la pujante editorial Tierra Nueva, realiza esta entrevista especial al intelectual Donayre, que publicamos en su integridad en esta ocasión:

Miguel, en pocos meses saldrá un nuevo libro tuyo ¿Cuál es la temática? ¿Dónde está ambientada?
Es una novela ambientada en una ciudad de la Amazonia que al mismo tiempo puede ser cualquier lugar del mundo. Los personajes hacen muchos esfuerzos por el día a día sin lograr, a pesar de ello, moverse de su sitio. Además, vivir en un lugar de la tierra significa ser conscientes que tenemos una historia detrás de ella. En el caso de la floresta tenemos un hecho que hemos olvidado o cuando nos viene al presente nos inunda de superficial nostalgia, como fue el sangriento período cauchero. Fue un período trágico y fallido aunque muchas veces se trata de edulcorarlo. Es una, de las muchas, líneas de base donde la selva empieza la desarticulación con los habitantes ancestrales, con los recursos naturales, con el país. Este período ha marcado tanto que sus efectos lo sentimos hasta ahora a través del racismo y discriminación diaria, de las miopes elites locales, del centralismo mental y geográfico donde los amazónicos hemos abdicado a favor del centro. En el fondo, ésta abdicación es una renuncia a nosotros mismos. Como ya dije, en la novela se plantea en clave dialéctica, del combate cotidiano contra la adversidad en sus diversas formas de manifestación: la mediocridad, el olvido doloso y cómplice, el amor y desamor, la doble moral.

Muchos de los lectores creyeron ver tu autobiografía en "El ocaso de los Delfines", ¿ Tú próximo libro es autobiográfico?
No. Ninguno de mis libros son autobiográficos, algunas veces presto mis vivencias a los personajes, pero no soy yo. Ya quisiera que muchas situaciones que viven mis personajes me hubieran ocurrido. Son pura imaginación, fábula. El primer cuento que publiqué fue la violación de una muchacha de clase popular y rural que había sido realizada por unos patas del colegio, desde luego ese horror no fue mi experiencia. Existe la tendencia a vincular a lo que ocurre en una novela o en cuento con el escritor que narra la historia. Son dos realidades diferentes. Escribimos porque la realidad es defectuosa, aburrida, chata, queremos hacer patente algo e inventamos la realidad a través de la ficción. Es una lucha denodada para que ésta no nos aplaste. Para alejarnos del hedor cotidiano y monótono. La escritura es una cura contra la insoportable dejadez del ser.

De un lado, ¿Dónde escribes con mayor facilidad, en Europa o en Perú? y de otro lado, ¿Por qué, como muchos peruanos, te has ido quedando en España?
La escritura es siempre un arduo proceso creativo desde la primera idea hasta la línea final. Mucho sudor, estés donde estés. Hoy se habla de una literatura de la transterritorialidad. En ese sentido, estoy inmersa en ella. Aquí en Madrid se escribe con la ventaja de la distancia y con la debilidad de no tener ciertas voces cerca. Mientras que en Perú te aprieta mucho lo cercano en desmedro de la lejanía. Es una constante lucha a la que se está sometido en el proceso creativo. Eso sí, yo creo que escribo mucho más relajado en El Olmo, en Madrid. En cuanto a la otra pregunta, creo que no me he ido quedando sino que Madrid me ha ido ganando.

¿Cuándo estará en librerías tu nuevo libro y qué singularidades tendrá?
El editor me ha dicho que saldrá en febrero y tendrá, en primer lugar, la peculiaridad de inaugurar una zaga editorial: el libro de bolsillo. La colección se llama “Karatxama” que de por sí reúne un gran simbolismo y realismo. Se hace con el sano propósito de acercar la literatura al lector. En esto hay que felicitar a Jaime Vásquez por apoyar y emprender este tipo de aventuras editoriales. No es coincidencia que la editorial de Jaime haya editado El Quijote. Sí, seguramente debe haber algo de quijotesco y me alegro.

Desde Europa, ¿Cómo ves el proceso literario en Iquitos? No hablemos de cultura sino de literatura.
No he podido estar muy cerca del actual proceso literario en Iquitos por diversas razones. Pero ejercer la literatura desde esa parte del globo es una tarea difícil como todos los oficios. Es una permanente carrera de obstáculos y resistencia. Los mejores fondistas de esta carrera han sido Los Urcututus, Ana Varela, Carlos Reyes y Percy Vílchez. Calidad y resistencia han sido dos de los muchos atributos, a pesar de las envidias e insultos, muy propios de los trópicos. Donde, tantas veces, escribir genera resentimiento.

El ejercicio de la literatura no es nada fácil. Hay que estar saltando obstáculos. Más aún, la literatura amazónica a raíz de las palabras de Vargas Llosa ha quedado reducida a eso. Yo discrepo a pesar de haberla creído un tiempo. No es cierto, es mucho más. Además, Vargas Llosa lo dijo hace años. Es verdad que muchas de las historias han sido mal contadas, pero hay muchas otras que no y que necesitan ser contadas. Hay mucho material para trabajar e investigar. En este sentido, la literatura es oficio puro y duro. No obstante, es verdad, que en la literatura de la floresta, en muchos casos ha ganado en exceso el realismo mágico costumbrista, pero ha sido superado.

Hay que advertir que no es sólo la literatura que se hace en la Amazonia sino lo que se hace en Perú o en manos de peruanos o peruanas está sumergida en la crisis. Los escritores peruanos que publican aquí en España, gran parte, son escritores colonizados y costumbristas. Ellos siguen representando o repiten un país que han mostrado los escritores del boom o post boom o en su defecto hacen alardes de modernidad mostrando pudores o plegarse sin crítica a lo que se hizo en McOndo, la publicación de Fuget. La experiencia como colonizados no los ha remecido, por el contrario ha contribuido a favorecer y engordar los elementos de dominación.

Es más, a raíz de un congreso de literatura peruana en Madrid se hizo una perversa distinción entre los escritores criollos y andinos, con cierto eco en la prensa perulera limeña, división por cierta nada incluyente con los amazónicos ¿en qué ribera estaban los amazónicos? En ninguna, estábamos fuera mentalmente de Perú. Es una dura verdad, pero es cierta. Cuando acuden a los escritores amazónicos es para regodearse de las imágenes de exotismo o sensualidad, en típica y despreciable actitud colonial.

Aunque suene un poco trillado, Miguel, te hacemos esta pregunta ¿Qué deberían hacer los autores loretanos para que no sean siempre marginados?
Los escritores son siempre marginados y marginales. Aquellos que coquetean con el poder, no sólo en su manifestación política, están vendidos. Más aún los políticamente correctos. En la floresta el ejercicio de resistencia por la literatura es doble, sino sucumbes. Elegir la literatura como oficio es ir a contracorriente en un lugar donde las bibliotecas son escasas, la gente no lee por falta de facilidades y la escritura, tantas veces, es burla. Sin embargo, vale añadir, que no solamente en la floresta no se lee, aquí en España en una encuesta hecha pública se decía que muchos profesores de colegio no habían leído un sólo libro en un semestre.

En este oficio hay que estar al pie del cañón, resistiendo. Los que escriben deben tener fidelidad y honestidad por la literatura, es la salvación contra el marasmo, la estupidez y el olvido. Pero, no debo olvidarme en esta lucha debe existir los estímulos necesarios para la escritura como podrían ser los Juegos Florales de la UNAP, que fueron promovidos por Ana Varela, estos deben seguir haciéndose.

Finalmente Miguel ¿cómo sigue el trabajo literario?
Sigo en la chamba, en la mina, en el tajo como dicen por aquí. En estos momentos estoy entregado a la escritura de una novela sobre unas muertes en el río Samiria, desde que llegué aquí llevo escribiéndola. Fueron unas muertes confusas donde la ideología, la política y los amores se cruzan dando un árbol de historias muy sugerente. Al mismo tiempo, tengo casi terminado un libro de cuentos que descansan en las barricas del tiempo. Descanso muy necesario como son las purmas al suelo. Así también está en camino otra novela corta. En esta vía no hay que darse tregua, es sudor y trabajo. Paralelamente, en este oficio hay ser muy autocrítico, es una de las maneras de exigirnos.

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